lunes, 17 de enero de 2011

Sicosis

“Despierta” me decía una voz, “¡Despierta! sal de este lugar, no dejes que la locura te gane ¡Despierta! ¡Por favor despierta! Si no lo haces la oscuridad te atrapara, el cielo se oscurecerá y no verás los fantasmas que te acecharan.
¡Por favor despierta! Sufrirás, odiaras y mataras si vas aquel lugar… Escúchame, esto al final te matará”.
No entendía porqué escuchaba eso, yo solo me encontraba caminado, aunque tampoco entendía muy bien a donde me dirigía.
Sentí que había llegado a mi destino, había una hermosa mujer parada y mirándome fijo, su mirada me congelo, me cohibí y baje la mía, no fui capaz de mirarla por segunda vez.
-Hola pequeña alma perdida ¿Qué andas haciendo tan sola por estas oscuras calles?-
-“¿Yo?”-
-¿Ves a alguien más por aquí?- Miro a mi alrededor buscando a alguien más y solo estaba yo.
-“Bueno, nada, caminando, buscando algo, aunque no sé qué”-
-Quizás ya encontraste lo que buscabas- La miré desconcertado.
-“¿Dónde?”-
-¡Yo!-
-“¿Tú?”- Lo dije con sarcasmo.
-Te he estado esperando hace bastante tiempo- Sonrió de una manera cautivadora, pero a la vez maquiavélica.
-“¿Por qué me has estado esperando? ¿Qué quieres de mí?”-
-Te quiero a ti- Su mirada fue directo a mis ojos y me congelo, sentí como si una corriente eléctrica corriera por mi cuerpo. Me cautivo.
Ella se acercó a mí, me tomo por la cintura y me acerco a ella. Yo estaba hipnotizado, no podía moverme, no podía razonar, solo mis instintos me hacían actuar. Sentí su cuerpo cerca del mío, sentía como su rostro se acercaba al mío. Los nervios me tenían temblando, mis piernas no tenían fuerzas, mis ojos se perdieron en los suyos.
Sus labios rozaron los míos. Me deje, deje que me besara y yo igual le respondí.
La bese por un largo rato y mientras lo hacia otra vez volvía a escuchar aquella voz “Te acecharon y te atraparon, en vez de despertar te entregaste en bandeja a la perdición, este beso te condena al dolor. Te advertí, no me escuchaste, ahora enfrenta las consecuencias”.
Al igual que la primera vez que escuche esta vos, no le hice caso, seguí en lo mío.
Después de esa noche mi vida cambió, comenzó a girar en torno aquella mujer y en torno a los accesos. Ya no pensaba en nada más que no fuera estar con ella y pasarla bien. Perdí a mis amigos, a mi familia y a todo ser que quería por darle todo mi tiempo a ella. Pero no me daba cuenta, estaba segado, solo la veía a ella, no existía nada más en este mundo para mí.
Ya habían pasado cuatro meses desde aquel día, iba a verla cuando volví a escuchar aquella voz que me hablo el día en que la conocí “Ahora comenzara el juego, ahora sufrirás y muy pronto odiaras y mataras…” Me asuste, pero después seguí como si nada.
-“Hola mi amor”-
-¡Hola!-
-“¿Cómo estas mi princesita?”-
-Bien, esperándote como siempre y ¿tú?- Me dijo con un tono de sarcasmo.
-“Ah… ¿Pasa algo?”- Le pregunte desconcertado.
-Sí, ven sígueme y no preguntes nada- Sin saber a dónde me llevaría le seguí, caminé detrás de ella por un largo rato, hasta que llegamos a un bosque. Otra vez escucho la voz “Aún tienes la oportunidad de arrepentirte, retrocede y escóndete, ¡pero hazlo ahora!”.
-“¿A dónde vamos mi amor?”-
-¡Te dije que no preguntaras!- me respondió con algo de furia en su voz.
-“Ya, es solo que quiero saber a dónde voy”- Se giró, sonrió y me acerco a ella.
-Mi amor, solo confía en mí…-
Estaba oscureciendo y nosotros aún caminábamos por el bosque, no sé a dónde me llevaba, pero cada vez comenzaba hacer más frío y un mal presentimiento sentía en mi interior. La noche estaba oscura, no había luna, cuando me di cuenta de ello me aterre, una noche sin luna para mí es uno de los días más oscuros que tengo cada mes…
Seguimos caminamos por horas, hasta que llegamos a una choza.
-Espera aquí- Yo solo la miré y me quedé ahí parado. Paso más de una hora y ella no salía, no quería entrar a verla, si ella me dijo que esperara así debía hacerlo.
De repente comencé a escuchar ruidos entre los árboles, me pare y comencé a mirar a ver si veía alguna cosa, pero nada. Un poco asustado me volví a sentar, pero algo, no sé qué, me tiro contra un árbol. Algo choqueado me pare, quise gritar pero no pude articular palabras. Solo veía sombras, nada más, se movían de un lado a otro, me acechaban, me di cuenta de ello.
Otra vez me golpean, pero esta vez me toman por la espalda y caigo de cara al suelo. “Te dije que hoy comenzarías a sufrir, te dije que hoy comenzarías a odiar y será hoy cuando tú tengas que matar…” otra vez volví a escuchar la voz.
Sentí que me tomaban y me tiraban contra el suelo, luego me toman desde el pecho y me tiran contra otro árbol. Casi inconsciente veo que ella se acerca, pero algo raro tiene en su rostro, no sé qué es, no logro verla bien.
-Hola mi amor- Me dice con una voz maquiavélica.
-“Amor… ¿Qué pasa?”- le pregunto desde el suelo.
-Tu muerte… Hoy morirás. Te advirtieron, te dijeron que te escondieras, que no fueras donde yo estaba, pero tú llegaste igual, ahora estas sufriendo las consecuencias. –
-“Creí que me amabas”- dije casi sin aliento.
-Tonto, caíste como un niño a mis redes, más fácil no pudo haber sido- Casi sin fuerzas me paré, con gran esfuerzo me acerque a ella y le pregunte –“¿Por qué yo?-
-Porque tú jamás pensabas en ti, porque tú jamás pusiste primero tu bien estar ante el de lo demás, porque jamás has odiado a quien te ha dañado, porque tu inocencia te condeno…-
-“Sola trataba de ser diferente, sabes que nunca me ha gustado odiar y que mi felicidad más grande es poder ayudar a alguien a ser feliz, sin importar lo que me pueda pasar…”-
-Por ello ahora sufrirás, nunca pensaste en ti y ahora te dolerá no haberlo hecho. No creas que la satisfacción de haber ayudado a alguien te salvara, no esta vez.-
El sudor caía por mi rostro, el dolor se agudizaba en cada parte de mi cuerpo, mi corazón comenzó a latir con más fuerza, se aceleró. “Corre…” Sin pensarlo dos veces comencé a correr, no sé con qué fuerzas lograba moverme, solo sé que lo único que quería era escapar de ese lugar.
Miraba al cielo, quería encontrar luz, buscaba la luna, pero recordé que esa noche no estaba en el cielo…
El miedo me empezó a ganar, el cansancio se apodero de mi cuerpo, tropecé. Medio inconsciente caí al suelo, me sentí perdido sin la luz que cada noche me guiaba.
Sentí como las sombras se acercaban a mí, sentí como me rodeaban y no me dejaban escapatoria.
-“¡No me dejes! ¡Aparece! ¡Alumbra mi oscuridad!”- Grite al cielo con todas mis fuerzas.
-¿A quién le gritas? ¿A la luna? ¿No recuerdas que me la prometiste? Ahora es mía, no te alumbrara, por algo la he hecho desaparecer, para que te pierdas en la oscuridad.- Aquellas palabras fueron como dagas que clavo en mi corazón.
-“No, ella no me puede abandonar ¡Ella es mía! ¡Es mí luna! ¡Siempre lo ha sido! ¡Yo se la entrega a la mujer que amaba! ¡Pero yo a ti no te amo! ¡Jamás te he amado! Yo ame a una dulce mujer, a una maravillosa mujer, que me amaba, me cuidaba y me quería tal cual era. A ella yo le regale la luna ¡pero ella jamás existió! ¡Así que esa luna es mía!”- Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, esa luna no podía ser de ella, esa luna era mía, siempre ha sido así. Fue esa luna quien me alumbraba cada noche de melancolía, fue esa luna quien secaba mis lágrimas cuando mis ojos desbordaban de dolor… No puede ya no ser mía… sin ella yo me pierdo.
-Lo siento, ya no te queda nada, todo te lo he quitado, hasta tu inocencia…estas vacío.-
Camino hacia mí y se arrodillo a mí lado, me levanto la vista y me dijo –Pero no te preocupes, ese vacío desaparecerá, tú mismo lo harás desaparecer- Se paró y dio unos pasos hacia atrás.
Comencé a moverme, pero no era por voluntad, algo hacia que me moviera. Ella me presto una daga, la tome y la dirigí a mi corazón. Aterrado la mire.
-“¿¡Qué me estás haciendo!?- Grite
-Mataras… Te mataras, harás desaparecer aquel vacío- Comenzó a reír.
No podía detener mi brazo, con fuerzas comenzó apretar mi pecho, sin darme cuenta lo vi dentro de mí.
-“¡No!”- Grite completamente asustado y casi sin fuerzas.
Le vi su cara de felicidad cuando el cuchillo estaba en mi interior, vi cómo se mofaba de mí…
Cerré mis ojos y escuche aquella voz, otra vez “Te lo advertí, te dije que despertaras, pero no lo hiciste y ahora estas muriendo por no escuchar ¿Por qué aún no me reconoces? ¿No recuerdas mi voz? Soy tu alma, la que te llevo por esos lugares tan hermosos cuando necesitaste ayuda, la que te enseño un río con aguas cristalinas y árboles hermosos. Sabía lo que venía para ti ¿Por qué no me escuchaste…? Ahora los dos hemos perdidos, por lo menos ahora voy a volar…”

(Fragmento del diario del día 5 de diciembre del 2010)

“Fue encontrado en su cama, con un cuchillo clavado en su corazón. Se dice que se mató por amor. Hace más de un mes su pareja le había dejado por otra persona y dicen que aquello lo enloqueció. La amaba con pasión, pero ella le engaño.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario