sábado, 12 de marzo de 2011

No me dejes

¿Dónde estoy? Creo reconocer este lugar, pero está diferente ¿Dónde quedo el brillo de las hojas? ¿Por qué aquel río está seco? ¿Dónde quedo aquella agua cristalina que vi en el la última vez que estuve aquí?
-“¿Andrea? ¿Eres tú?”- Escuche que me preguntaban a mis espaldas. Me giré y vi quien se suponía era mi alma.
-Sí, soy yo. Y ¿Tú…? ¿Tú eres mi alma?-
-“Sí, lo soy”-
-¿Qué te pasó? ¿Dónde están tus vestiduras blancas? ¿Por qué estás así? ¡Casi no te veo!-
-“Así estas tú, te estas muriendo, me estas dejando ir. El dolor nos ha herido y tú te estás dando por vencida y eso quiere decir que me estás perdiendo, que si esto sigue así desapareceré.”
-No… ¡No puedes desaparecer! ¡Yo aún sigo viva! ¿¡Cómo puedes desaparecer, si yo aún camino en el mundo de los mortales!?-
-“Andrea… el alma te da vida y la vida son los sentimientos, los buenos sentimientos y tú, tú solo sientes dolor y eso a mí me mata, ya casi no queda vida en ti. No me pidas que viva de dolor.”-
-Pero ¿Cómo? La última vez que te vi estabas tan radiante, tan decidida a vivir. Aquella vez tú me ayudaste, me sacaste de mi oscuridad, me brindaste luz ¿Por qué ahora estás así? No lo entiendo.”
-“Esa vez tú estabas decidida a seguir, no querías darte por vencida, pero ahora no hay fuerzas en ti, no hay nada que me ayude a mantenerme viva”-
-Pero si yo quiero seguir ¡No quiero morir!- Le grite desesperada, no me cabía en la cabeza como yo había llegado a esto, no podía entender cómo podía estar tan mal.
-“¿Segura que lo quieres? Mírate, no has sonreído sinceramente hace tanto tiempo, no has sentido alegría en tu corazón, no le has dado cabida al color en tu vida ¿Cómo quieres seguir así?”-
-¿Y cómo lo hago? ¡No puedo! ¡No puedo!- Llorando caí al suelo, el llanto no me dejaba seguir hablando, no entendía nada, no sabía cómo seguir, no sabía nada, solo sentía dolor y eso no me dejaba pensar.
-“Andrea esta vez yo no puedo te ayudar ¿Cómo voy ayudarte si apenas logro mantenerme viva por tus recuerdos? Tienes que aprender a ser fuerte, la vida no se ha acabado, entiende eso.”- Se inclina a mi lado y acaricia mi rostro, levanta mi cabeza y me miró a los ojos –“Si realmente crees que amaste, no te des por vencida, no cualquiera ama con la fuerza que tú lo hiciste. Si fuiste capaz de sentir lo que sentiste por ella, sé que eres capaz de amarte a ti misma, con la misma fuerza, que amaste a quien ahora es tu peor dolor. Solo date cuenta de lo que vales, date cuenta de todo lo bueno que has hecho y veras que no te mereces estar así por alguien que no te supo valorar, no mereces seguir torturándote por alguien que solo te hizo sufrir ¿Crees que ella está sufriendo en estos momentos por ti? ¿Crees que está preocupada por como tú estás? Mírate, son tantas tus lágrimas que no te dejan ver el sol que nace cada día, no te dejan ver las nuevas oportunidades que te está dando la vida. Sécate esas lágrimas y levántate, recupera todo lo que perdiste, recupera aquel amor que diste y tiraron a la basura, ve y búscalo, aún está ahí en ese tacho esperando a que tú lo recojas…”-
-No puedo… No sé cómo.-
-“Andrea si sigues así lo perderás todo y no me volverás a ver, no hasta que vuelvas a vivir…”-
-¡No, no me dejes! ¡No seas como los demás! ¡No seas como ella que me dejo sola!-
-“Volveré cuando vuelvas a vivir, volveré cuando tú así lo quieras, pero cuando realmente lo quieras”-
-Pero si yo te quiero aquí…-
-“Si es así, si realmente me quieres aquí no te des por vencida, vuelve abrir tu corazón”-
-No puedo, ella lo mato, ella lo cerro por completo. Sacrifique mi corazón por el de ella, no puedo volver abrirlo. Está tan dañado, ha sangrado tanto que ahora con suerte late.-
-“Es tu decisión, yo no puedo hacer nada…- Apenas termino aquellas palabras comenzó a desaparecer, lo poco que de ella se veía se esfumo con el viento.
Sin fuerzas seguí en el suelo, no podía parar de llorar. Desperté
Todo había sido un sueño, pero sabía que era real, ella era mi alma quien me había hablado, como muchas veces anteriormente lo había hecho.
Acostada en mi cama comencé a llorar, me sentí completamente sola, ahora no había nada ni nadie a quien yo pudiera recurrir. Y aunque en mí interior comenzó a nacer un deseo de seguir adelante, el dolor era más fuerte y por más que trate de contenerlo no podía, lloré y lloré todo ese día y aún sigo llorando.
No sé qué hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario