jueves, 3 de marzo de 2011

¿Amor u obsesión ? (Primera parte)

¿Quién es ella? Quiero conocerle, su mirada penetro hasta lo más profundo de mí ser.
Sé que es como yo, sé que piensa y siente como yo, por algo fue la única mujer, entre toda una multitud, que escucho mis letras, que se dejó llevar por los sentimientos que en ellas plasme.
Te buscaré, seguiré tu rastro aunque el me lleve al infinito. Sabrás de mí, sabrás mi nombre y yo el tuyo.


Como cada fin de semana me encontraba cantando en un pub, pocos ponían atención cuando tocaba alguna de mis composiciones. La verdad nadie me tomaba en cuenta, hasta que comencé a cantar mi última composición.
Una mujer, de pelo castaño, ojos claros, dulces labios y cuerpo delgado posa su mirada en mí, pero no solo en mí, sino también en lo que estoy cantando, está sintiendo lo que yo siento al cantar mi canción.
La verdad no recuerdo muy bien de donde nacieron aquellos versos y aquella melodía, solo sé que hay una parte de ella que toca lo más profundo de mi ser y por lo que veo también toco el corazón de aquella mujer.
Mientras cantaba la observaba, estaba con sus ojos cerrados, se notaba que aunque estuviera rodeada de tanta gente ella se encontraba en su mundo, nadie era capaz de tocarla, su aura era completamente distinta a la de los demás.
Cuando estoy finalizando mi canción un grupo de personas se acerca a la mesa que está al lado del escenario, tapándome la vista hacia ella, hasta que todos toman asiento. Cuando vuelvo a buscarla con la mirada ella ya no estaba, se había ido. Me desespere, quería hablarle, quería saber quién era, la necesitaba para saber qué significado tenía mi canción, ya que yo, por mucho que la analizara no tenía idea de que transmitían mis letras.
Ofuscada baje del escenario y me acerque a la barra, le pregunte a una camarera si conocía a la muchacha que se encontraba en la segunda mesa contando desde el escenario hacia atrás y me dijo que no la conocía, pero que a veces venía a tomarse un trago y se iba.
Salí casi corriendo y la vi, se estaba fumando un cigarrillo mientras esperaba un taxi. La observaba con ansiedad, quería hablarle, saber quién era, algo ocultaba detrás de esos dulces ojos, con aires de tristeza.
A lo lejos vislumbro un taxi, pero el miedo me hacía vacilar, quería llamarla, pero me sentía atada al silencio.
La vi tomar el taxi, con melancolía lo vi pasar frente a mí.
Esa noche volví a la casa nerviosa, descontenta, triste.
Por dos meses fui todos los fines de semana aquel bar y me sentaba en la barra para poder verla apenas entrara, pero por más que la esperé no volvió aparecer.
Durante los meses que siguieron solo pensé en ella, en la posibilidad de volver a verla, y en cierto modo solo compuse canciones para ella. Fue como si solo su mirada empezaba a crecer dentro de mí y a invadir todas mis letras.
Ya pasados varios meses caminando por la calle, la volví a ver, iba entrando a ese edificio que con letras grandes tiene escrito “CENTRO” y por inercia cruce la calle. Cuando llegue a la vereda me di cuenta de que me encontraba corriendo.

Quería saber quién era ella, aunque sentía que la conocía de toda la vida, también sentía que tenía mucho que aprender de ella, además de este sentimiento de necesitarla y ¿¡ni si quiera sé para qué!?
Cuando me vi en la misma vereda que ella me entro una gran emoción, pensé tanto en ella durante aquellos meses, imagine tantas cosas, que al verla no supe que hacer.
La verdad es que durante todos esos meses me pase planeando minuceosamente nuestro encuentro es caso de encontrarla. Debo decir que soy muy tímida; por eso había pensado y pensado como seria si me llegaba a encontrar con ella. En cada encuentro imaginario lo que más me costaba era como iba a entablar una conversación con ella. Me daba rabia pensar en todas aquellas personas que conozco que de la nada pueden establecer una conversación con base con alguna persona desconocida. Ellos con solo el querer pueden, como se dice vulgarmente, meterle conversa a una mujer. Mientras yo planifico cada gesto, cada palabra, cada mirada y no me resulta nada.
No soy una mujer mujeriega, ni ganchera, pero debo confesar que muchas veces me dio envidia ver como otras mujeres tenían esa facilidad de conversar con una desconocida y entablar una “relación” con ella.
Desgraciadamente he estado condenada a permanecer ajena a la vida de cualquier mujer.
Bueno, en aquellos encuentros imaginarios analice diferentes posibilidades. Conozco mi naturaleza y sé que en situaciones imprevistas y repentinas, los nervios me acomplejan, me atan a la estupidez misma, ya que me comporto como una verdadera imbécil por no saber qué hacer, ni decir. Pierdo todo sentido a fuerza de atolondramiento y timidez.
Por lo que analice en solitario; la muchacha solía ir a pub y me plantee el caso de encontrármela en alguno, si así fuera no sería demasiado complicado hablarle, ya que le preguntaría sobre la música o el ambiente del lugar. Después de analizar en detalle esta posibilidad la deseche, ya que a lo único que voy a los pub es a cantar, ya que sola, jamás me ha gustado andar en ese tipo de lugares.
Podía suceder, en cambio, que ella tuviera un amigo en común conmigo ¡En ese casa bastaría con una simple presentación! Encandilada con la desagradable luz de la timidez me eche gozosamente en los brazos de esa posibilidad. Pero dicen que lo bueno dura poco, comenzando a analizar aquella posibilidad discerní que sería muy difícil encontrar un amigo en común con ella, además que ni si quiera sabia su nombre ¿Cómo les iba a preguntar si eran amigos de ella, si no le conocía? Al final la idea me pareció absurda y la deseche igual que la primera.
Pero en estos momentos, ya no había que pensar, había que actuar.
Entre al edificio, la seguí hasta el ascensor, quería preguntarle algo, alguna cosa, pero no sabía qué. Se me ocurrió preguntarle, si este es el edificio el “CENTRO”, pero sería una pregunta estúpida, si en la entrada habían unas enormes letras que formaban aquella palabra. Comencé a sudar, el tiempo se me acababa y yo aún no articulaba palabra, así que desesperada y sin saber que más preguntar, en forma algo brusca le pregunte –“¿Este es el edificio el “CENTRO”?”- Creo que me reconoció, antes de contestarme me di cuenta de que estaba sonrojada y sin esperar respuesta le pregunte -¿”Por qué se sonroja? Me reconoció ¿Cierto?”- Obvio que me había reconocido, si esa noche sus ojos penetraron en lo míos.
De repente ella me responde con timidez –Sí, este es el edificio el “CENTRO”-
-“Y ¿Solo eso me dirá? ¡Te he buscado tanto! ¡Te necesito! ¡No he dejado de pensar en usted!”- Cuando caí en cuenta de lo que estaba hablando, Salí corriendo del ascensor ¿Qué locuras había dicho? ¿Cómo fui capaz de gritarle esas cosas? ¿¡En qué estaba penando!?
-¡Espere!- De repente la escucho decir, note que me toma el brazo y me gira hacia ella, me mira y me dice –Yo tampoco he dejado de pensar en usted…- Se da media vuelta y sale corriendo. Yo me quede atónita con la mente en blanco, viendo como se alejaba… Continuara

1 comentario:

  1. es hermoso esto ^^ Quiero LEER MAS! espero subas más prontito :)
    gracias por dejare tus opiniones... son importantes.
    Algún día subiràs una interpretación tuya???
    besitooo

    ResponderEliminar