sábado, 12 de junio de 2010

Amor eterno

Caminaba por la calle, no tenía rumbo fijo, me encontraba algo desorientado, perdido. Caminaba sin conciencia, había perdido la razón, mis pasos son solo el instinto de querer escapar.
Sí, escapar, arrancar, salir de ese lugar, olvidarme de todo lo que allí viví, olvidar que ahí te ame como nunca ame a una mujer, olvidar todos esos recuerdos en los cuales tú te encuentras presente.

Las lágrimas corren por mi rostro, para olvidar hay que volver a recordar, es como “Para volver a vivir primero hay que morir”, algo así.

Ese parque lo conozco, sé que he estado aquí… Sí, aquí te conocí, aquí fue donde conversamos por primera vez, sí, lo recuerdo muy bien, tú estabas sentada mirando a la nada, inmersa en tus pensamientos y yo me encontraba al otro lado mirándote con cara de estúpido, haciéndome de valor para dirigirte la palabra.
Recuerdo tu sonrisa cuando te fui a saludar, fue la alegría que le faltaba a mi vida. Comencé a platicarte y tú muy amablemente me contestabas, estaba algo nervioso y te reías de ello, querías saber porque me encontraba así. Yo intentaba ocultarlo, pero se me hacía imposible, tu belleza me anonadaba y tu simpatía me mataba… No lograba controlarme, pero a pesar de ello esa tarde fue la más feliz de mi vida y sé que pata ti también lo fue.

El dolor otra vez invade mi pecho, rompo en llanto sentado en la banca donde te conocí, ¿Cómo recuerdos tan bellos te pueden causar tanto dolor?
Me paré, no quería seguir en ese lugar.

Apenas lograba mover mis piernas, ahora ni siquiera el instinto de alejarme del dolor podía contra esta tristeza. No me fije por donde caminaba, otra vez me encontraba desorientado, no sabía por dónde caminaba. Miraba los locales, las casas, nada me era familiar. La gente me miraba y muchos me evitaban. Por inercia entre a una catedral, otra vez comencé a recordar.

Aquí fue donde nos casamos ¿Recuerdas amor? Aquí nos juramos amor hasta la muerte, pero ¿Recuerdas que nosotros nos juramos amor eterno? ¿Lo recuerdas mi vida?
Que hermosa te veías, con tu cabello tomado, tu vestido blanco, tu hermosa sonrisa, sentía que me volvía a enamorar. Fue tan hermoso ese día, fui tan feliz.
Después de la ceremonia nos fuimos al banquete, íbamos tan felices dentro del auto, riendo besándonos, diciéndonos cuanto nos amamos…
Llegamos a nuestra fiesta, todos nos recibieron con una gran alegría y un gran cariño, tu madre estaba ansiosa, quería que lo antes posible comenzáramos a bailar el vals de los novios y así lo hicimos. Tome tu mano y tu cintura y comenzamos a bailar, tus ojos brillaban de felicidad y tu sonrisa me deslumbraba, de a poco se nos empezaron a unir otras parejas, hasta que tu padre pidió bailar contigo y mi madre bailar conmigo.
Después del vals nos fuimos a las mesas, te sentaste a mi lado y susurraste a mi oído “Gracias por hacerme la mujer más feliz del mundo” y me besaste.
Ya era de madrugada cuando decidimos irnos, nos despedimos de todos y nos fuimos a nuestra luna de miel…
Qué mes más hermoso fue el que estuvimos en nuestro viaje, me hiciste el ser más feliz de la tierra.
Después volvimos a nuestra vida ¿Recuerdas los planes que teníamos? Íbamos a tener dos hijos, una niña y un varón, compraríamos una casa en un hermoso vecindario, yo trabajaría y tú cuidarías a los niños ¿Lo recuerdas amor? Íbamos a ser tan felices…

Salí corriendo de allí, no podía soportarlo ¿¡Por qué inconscientemente me dirigía a esos lugares!? ¿¡Por qué si yo solo quería olvidarte!?
“Amor eterno” esas palabras resonaba en mi mente, no paraba de correr, corría y corría sin saber a dónde me dirigía. De repente una fuerza extraña hizo que me detuviera, me encontraba al frente de una casa, no podía ser… Era la casa que queríamos comprar para poder tener a nuestros hijos…

La desesperación se apodero de mi, ya no soportaba más aquel calvario. Entre a la casa, no tenia llaves así que rompí una ventana, me encontraba decidido a acabar con este sufrimiento.
Adentro encontré un soga, coloque una silla, luego amarre la cuerda a la escalera y le hice un nudo a la otra punta amarrándomela al cuello.
“Amor, no soporto más el estar sin ti, ven a mi encuentro en el umbral de la muerte… Te amare por siempre…”
Y la silla cayó al suelo.



Ayer se encontró en una casa el cuerpo de un hombre que se suicido usando una cuerda atada a su cuello. Se cree que el motivo de su suicidio fue una fuerte depresión causada por la muerte de su esposa hace un mes.
En su pantalón se encontró un trozo de papel, en el cual decía ‘Amor eterno’.
Hoy aquel hombre se encuentra enterrado junto a su esposa y en la tumba escribieron ‘Por qué nos juramos amor eterno, te veo en el más allá…’

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