martes, 14 de diciembre de 2010

Hay siempre un sentimiento muerto en un corazón roto…

Hay momentos en los cuales me dan ganas de abandonar todo, de irme a la mierda del mundo y olvidarme de que un día existí aquí, en este pueblo de mierda, donde todos se conocen, donde nada cambia, donde todo siempre es igual.
Quiero vivir, ser feliz, sé cómo quiero mi vida, pero no puedo tenerla ahora, no puedo obtener lo que más quiero ahora, soy recién una pendeja de 16 años, tengo toda una vida por delante, aunque ya no tengo ganas de vivir. Siento que ya no tengo nada porque luchar, nada porque salir adelante. Sé que quien lea esto dirá o pensará algo como “Tienes que luchar por ti, seguir viviendo por ti”. El problema es que a veces siento que yo no valgo la pena, ya no doy felicidad a nadie, ya no soy la alegría de nadie. Nadie anhela mi presencia, nadie se alegra solo con verme, ya nadie me ama.
Hoy, estando con quien fue mi primer amor, me di cuenta de que estoy sola. De que no hay nadie que siempre estará ahí como ella alguna vez lo estuvo. Sé que tengo amigos, pero ellos tienen sus vidas y yo no soy la persona principal en ellas.
Soy creyente, no puedo decir que no creo, porque si lo hago, pero no negaré que muchas veces dudo de la existencia de aquel Dios de amor del cual todos hablan, a veces creo que no es un Dios de amor, sino solo alguien que se entretiene mirándonos. Me pregunto ¿Dónde estás? ¿Por qué siendo tu hija me has dado tanto sufrimiento? Y no sé qué mierda pensar.
Quiero recordar, volver aquellos lugares, momentos que un día viví, pero quiero que ya no duelan, no quiero sentir este dolor en el pecho cuando recuerdo lo que un día fui y tuve. Duele ver todo lo que se ha ido, todo lo que ya no tengo y el problema es que este último tiempo solo he perdido, es poco lo que he ganado.
¡Mierda! Siento que me ahogo, el pecho se me aprieta ¡Duele! No quiero volver a caer, no quiero volver a la oscuridad, pero ya siento que no hay luz en mí, otra vez soy una muerta en vida. Otra vez el amor me ha vuelto a fallar…
Ya no quedan lágrimas en mí y el problema es que quiero llorar, quiero sacar esto de mí, pero de mis ojos no caen lágrimas y mi pecho sigue doliendo, siento que me estoy muriendo, siento como de apoco cada parte de mi cuerpo pierde su luz, su vida. Me estoy sintiendo igual como me sentí hace seis meses.
Ya no quiero salir, no me dan ganas de hacer nada. Otra vez estoy cayendo en depresión, otra vez vuelvo a lo mismo y esta vez es por mi culpa.
Quiero volver a ser una niña, quiero volver a jugar y no pensar en los problemas. Llorar porque no me han comprado un dulce, porque el viejito pascuero no me trajo el juguete que yo quería, porque no quiero acostarme temprano o porque me hice una pequeña herida en la rodilla por andar corriendo. Quiero correr donde mi madre cuando llega del trabajo y colgarme de su cuello para que ella me tome en sus brazos, besarla y decirle que la quiero, quiero volver a ser su niña, esa que la abrazaba, esa niña inocente que siempre sonreía.
Pero no se puede, crecí, ahora soy una adolescente y ni eso, mi mentalidad no es la de una niña de 16 años, como se dice, soy mucho más madura. Si tú hablaras conmigo, te darías cuenta de que soy mucho más mayor en mi forma de ser y lo único que queda de niña, son algunos sentimientos, son lo único que me van quedando, lo único que ruego no perder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario